Tras
juguetear con ellos y hacer varias pruebas, creo que esta técnica va a ser una
de mis favoritas, y puede, tal y como indico en el título de este post, que en
su dificultad encuentre su belleza, y es que, aunque parezca una técnica fácil,
realmente no lo es. No resulta fácil hacer desaparecer el trazo del lápiz y que
aparezca el de la acuarela sin dejar rastros, pero simplemente son geniales, me
encantan, y tras mucha práctica e ilusión conseguiré grandes resultados con
ellos.
Aquí os
dejo un dibujito que hice ayer:
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